jueves, 23 de julio de 2015

LA CIUDAD BAJO EL MAR

Anfitrión:  Infinata
La Ciudad  bajo  el Mar





En la  infancia de muchos, seguramente  se  encuentra  el recuerdo de una película alucinante que trata de unos marineros  que  sobreviven en las profundidades del  mar. Estos  pueden  vivir  muchos  años  ya  que las condiciones de  ese ambiente  es  más  puro y así su cuerpo casi no envejece. Esta bella  película se  llamó  en español “Los  Dioses de  la  Guerra y  del Abismo” dirigida  por Jacques Tourneur con la  flamante  actuación de  Vicent Price. Un film  muy entretenido  que  trataba de  emular  las  producciones  basadas  en los  cuentos de  Edgar Allan  Poe.  
Me encantaba  esa  película  y   no me  la  perdía  cada  vez  que  la  transmitían  por  la  TV. Sin embargo, no  era  ni la  acción  ni la  trama o los  personajes  lo que  más  me  atraían de  ella, sino  cierto momento en el que se  recitaba  un poema de Poe: “La Ciudad  Bajo  el mar”. Recuerdo que  cuando pude,  muy niño, escribía  lo que  podía atento a lo que decía, y  después, con los  años,  grabé  el  momento y pude  repetirlo hasta  aprenderlo de memoria.  Mucho tiempo después,  encontré  una  antología  de  la  poesía de  Poe y el primer  poema que  busqué  fue  “La  Ciudad bajo  el Mar”. Aunque  me  parece  igual  más  bella la adaptación para  la  película, dejo  acá  la versión que  hallé  en  el libro:


La Ciudad  en el Fondo del Mar

¡Mira! La muerte se  ha izado un trono
En una extraña y solitaria ciudad
Allá lejos en el sombrío Oeste,
Donde  el bueno y el malo y  el mejor  y el peor
Han ido a  su reposo eterno.
Allí capillas y palacios y torres
(torres devoradas de tiempo que no se estremecen)
No se asemejan  a nada que sea nuestro.
En los alrededores, olvidadas por vientos inquietos
Resignadamente bajo el cielo
Las melancólicas  agua  reposan.

No bajan rayos de  luz del santo cielo
A esta ciudad de  la eterna noche.
Pero una luz interior del lívido mar
Proyecta silenciosas torrecillas
-resplandecen los pináculos por todas partes-
Cúpulas-agujas, salones reales,
Pórticos, paredes estilo babilónico,
Sombrías y olvidadas glorietas
De hiedra esculpida y flores pétreas,
Y muchos, muchos maravillosos santuarios
Cuyos ensortijados frisos entrelazan
La viola, la violeta y vid.

Resignadamente bajo  el cielo
Las  melancólicas aguas reposan.
Tanto se  mezclan allí las torres y las  sombras
Que  parecen péndulos en el aire
Mientras que desde una altiva torre en la ciudad
La muerte mira hacia abajo como desde una enormidad.

Allí los tiempos abiertos y las  descubiertas  tumbas
Bostezan a nivel con las luminosas olas,
Pro no las riquezas que allí yacen
En cada uno  de  los ojos de  diamante del ídolo
-los  muertos  alegremente  enjoyados
No tientan las  aguas  sobre sus lechos-;
Pues  no  se  rizan  las  olas, ¡ay!,
En este desierto de  cristal-.
Ninguna agitación dice que los vientos pueden estar
En algún mar lejano y más feliz-.
Ninguna ola sugiere que los vientos han estado
En mares menos espantosamente seremos.

¡Pero, mira! ¡Algo se agita en el aire!
La ola. ¡Hay  un movimiento allí!,
Como si las  torres se  hubieran apartado,
Sumergiéndose lentamente, la lenta marea,
Como si sus cimas débilmente hubieran dejado
Un vacío en el brumoso cielo.
Las  olas tienen ahora un brillo rojizo
Las  olas  respiran desmayadas y lentas.
Y cuando ya no hay lamentos terrenales
Baja, baja esta ciudad hasta donde se quedará desde ahora.
El infierno, elevándose desde mil tronos,
Le hará reverencias.


Edgar Allan Poe, Ediciones 29, pag 61-62

miércoles, 22 de julio de 2015

EL ANTICRISTO I

Anfitriota:  Hildegard von Bingen
Quiero comenzar estos post  relacionados  con  las  fuerzas  espirituales  que  mueven lo humano  con una rúbrica instalada en el inconsciente colectivo  de  occidente, aunque  el mundo musulmán tiene  su equivalente: El Anticristo, una figura extraña pero a la  vez  seductora que  molesta a cierta  teología  moderna, pero que algunos pensadores han  sabido  entender en  su misterio e  importancia,  no sólo a cierta categoría mítica de alguna fe religiosa,  sino como una comprensión de  la  Historia, proveniente de una fe religiosa. Entendido así, la  Categoría "Anticristo" representa  un punto de  vista  válido par comprender  no sólo a  la fe  que la engendra, sino también a los análisis realizados  desde  esa  visión.  Nos  hallamos pues, frente a una forma de teología de la Historia, que, como tal, nos entrega  sugerente  información sobre  las bases filosóficas que la sustentan. Para  algunos puristas esto no tendría  que  ser  admitido de  ninguna  manera  en ninguna  concepción de  la  Historia, sin embargo, en la  nada  desdeñable época de tolerancia "pluralista", no laica, el presente  intento de  comprensión  intrahistórica es totalmente  válida.

El primer artículo pertenece  al filósofo y teólogo alemán Josef Pieper,


   
SOBRE EL ANTICRISTO

Fragmento del Capítulo III de "El fin del tiempo", Barcelona, Herder, 1984.  

"No cabe mencionar ningún lapso, ni pequeño ni grande,
tras el cual haya que esperar el fin del mundo".
 Santo Tomás de Aquino, "Contra impugnantes Dei cultum et religionem", 3, 2, 5; nº 531.
                                                                                 
                                     


(Fragmento) 
 1. En la tradición del pensamiento occidental acerca de la historia, el estado final intratemporal tiene sobre todo un nombre: reinado del Anticristo. Es necesario, por tanto, interpretar con la mayor precisión posible el sentido de tal expresión.
En principio el nombre de "Anticristo" tiene un cierto eco extraño para el oído moderno. Pero lo que tal nombre connota y señala de realidades intrahistóricas sí que le es perfectamente familiar y bien conocido al hombre contemporáneo. Aunque por ese "hombre contemporáneo" no se ha de entender ciertamente toda persona que vive hoy en cualquier parte del mundo, sino más bien quien con el sentido despierto y diríamos que desde dentro ha conocido y vivido las últimas cosas ocurridas en la historia humana (los regímenes totalitarios, la "guerra total").
En la historia espiritual de la "edad moderna" ha sucedido con la representación del Anticristo lo mismo que con la representación de un estado final intrahistórico y catastrófico. Todo ello pasaba por ser simplemente "la más tenebrosa edad media". Veinte años después de la Historia de la humanidad de Iselin, coetánea de la Crítica de la razón pura de Kant, publicó el suizo Corrodi una Historia crítica del quiliasmo (1781-1783), en cuyo prólogo se dice que "la historia de la exaltación es útil porque preserva de recaídas", además de que proporciona "abundante material para la diversión". Entre tanto esa falta de presentimiento reflexiva e ilustrada ha asumido más bien un carácter patético. Lo mismo puede decirse de la teología, incluso de la teología perfectamente eclesial y ortodoxa de aquella época, que suele poner todo el empeño en suscitar una actitud marcadamente ilustrada frente a las "antiguallas" de la concepción medieval del Anticristo, para lo cual se aducen argumentos muy "modernos". Así, un historiador de la Iglesia tan importante con Döllinger alude a la "ampliación geográfica del horizonte" para explicar lo difícilmente imaginable que resulta una persecución de la Iglesia a escala mundial; para Döllinger es "algo casi inconcebible (...) un poder mundial que pudiera acabar al mismo tiempo con todas las Iglesias en todos los continentes y en las islas todas". Entretanto, ese "algo inconcebible" se ha convertido en algo evidente a todas luces para el hombre contemporáneo. Difícilmente habrá ninguna otra cosa con perspectivas de funcionar tan bien como esa simultaneidad de acontecimientos, debida a la técnica, en todos los puntos del planeta, incluidas las "islas". Sobre todo hoy ha desaparecido por completo la divertida superioridad que el siglo de la Ilustración adoptó frente a las representaciones medievales sobre la crueldad del régimen del Anticristo, que se rechazaban sin más como fantasías primitivas. Sin embargo, "después de Auschwitz", por ejemplo, el hombre sólo puede comprobar con sentimiento que de manera extraña allí hay "algo cierto", que, según la tradición medieval, el Anticristo lleva consigo un horno de destrucción, una representación que el reportero ilustrado encuentra tan primitiva como divertida.
2. ¿Qué es, pues, lo que en concreto afirma la representación del "reinado del Anticristo"? Se ha dicho que cuanto más afecta una cuestión filosófica a la historia, tanta mayor necesidad tiene el que pregunta de volver a la teología. Y también se puede decir otra cosa, y es que cuanta mayor relación tiene un concepto teológico con las últimas cosas, con la realización de sentido de la historia, con el fin, tanto más se pone con él en juego la teología toda. Lo cual, aplicado a nuestro tema, significa que una interpretación recta del concepto "reinado del Anticristo" supone que se entienden de una manera adecuada todos los conceptos básicos de la teología o, más bien, todas las realidades fundamentales de la historia de la salvación.
Supongamos, por ejemplo, el convencimiento de que hay poderes demoníacos en la historia. Eso no se puede entender en un sentido periodístico vago. "¿ Hay quien crea realmente que existen "asuntos caballares" pero que no existen caballos, o que existen cosas "demoníacas" pero no existen demonios?". A esa pregunta de Sócrates se podría responder que sí, que realmente hay gentes que hablan de cosas y hombres demoníacos pero que jamás admitirían que existen demonios. La expresión "poderes demoníacos en la historia" afirma que hay demonios, seres espirituales puros, ángeles caídos, que intervienen en la historia humana. Y no es precisamente que se haya de concebir al Anticristo como un ser demoníaco puramente espiritual; no es eso. Sino que con ello ese fenómeno se puede entender como perfectamente posible; para poder decir lo que es realmente el Anticristo, hay antes que aceptar la existencia de "el maligno" como puro ser espiritual, y desde luego como un ser que tiene poder en la historia, más aún como "el príncipe de este mundo", al que con una fórmula extrema se le llama también "el dios de este mundo" (2 Cor, 4, 4). (La interpretación teológica del depósito tradicional no nos proporciona aquí representaciones suficientemente elaboradas, y
menos aún por cuanto respecta al dominio de la historia por parte del "príncipe de este mundo", acerca de cuya designación Raïsa Maritain dice con razón que difícilmente puede tratarse de una simple "ironía divina el que Cristo no haya corregido en modo alguno al tentador, cuando le muestra los reinos de la tierra con su gloria y le dice: "Todo esto me ha sido entregado y yo lo doy a quien quiero" [Lc., 4, 6], como tampoco el que, según la carta de Judas [9], ni siquiera Miguel osase pronunciar un juicio condenatorio contra Satán"). Es necesario ante todo reflexionar sobre el concepto de "espíritu puro" con todas sus consecuencias posibles, por difícil que naturalmente siga siendo para nosotros el representárnoslo. De otro modo erraríamos la categoría y la superioridad ontológica, tanto por lo que se refiere a la inteligencia como a la energía de la voluntad, que hay que atribuir a esos poderes demoníacos de la historia, y a cuyo servicio hay que imaginar al Anticristo. No es que el "príncipe de este mundo" sea el señor de la historia; pero, según la fórmula de Theodor Haecker, "él acelera su marcha, y ése es el acontecer en parte manifiesto y en parte secreto de nuestros días como de los días todos del mundo entero". ¡Incuestionablemente eso supone una agravación inaudita de toda la filosofía de la historia! Sin embargo, y habla una vez más Theodor Haecker, "el verdadero pensador e investigador a nada tiene tanto miedo como a dejar algo del ser; ...la ruina de la filosofía europea de la historia... fue el haber perdido ese miedo saludable".
Además, no se comprende nada de la representación tradicional del Anticristo, si al mismo tiempo no se piensa que existe una culpa, ocurrida al comienzo de los tiempos y que ha actuado en el tiempo histórico, que existe un pecado original y hereditario. Aunque, por una parte, aquí se trata de un misterio en sentido estricto, que nunca se podrá dilucidar o entender, por otra parte, sin tal supuesto la historia adquiere un carácter de absurdo. Pero en ningún caso se puede refrendar la representación tradicional del Anticristo sin ese supuesto, pues que el Anticristo se concibe como la manifestación de la radicalización extrema de la "discordia" que por el pecado original ha entrado en el mundo histórico.
Asimismo la concepción cristiana del "reinado del Anticristo" no se puede comprender, si al mismo tiempo no se reconoce que el pecado original ha sido superado por el Logos hecho hombre, que también y precisamente es el vencedor del Anticristo. No se entiende nada del Anticristo si, pese a todo su poder en la historia, no se le reconoce como a alguien que en el fondo ya está vencido.
Es necesario, además, tener una concepción adecuada de lo que es un "mártir" y de lo que en el fondo significa el testimonio de sangre. Cuando, por ejemplo, E.R. Curtius en un estudio sobre la Doctrina histórica de Toynbee habla de las Iglesias cristianas y plantea la pregunta de: "¿Están reservadas para un martyrium que pueda salvarnos de la tecnocracia?", la primera parte de dicha pregunta responde por completo a la situación interna del estado final; mientras que la parte segunda de ese interrogante -si el martirio de la Iglesia puede salvarnos (realmente ¿ a quién?) de la tecnocracia- parece indicar en su forma de oración de relativo que los factores de la situación escatológica están vistos en principio de una manera falsa,
hasta el punto de que tampoco la figura teológica del Anticristo, aun en el caso de que pareciera un pretexto, no se puede entender adecuadamente como una figura especial que esos factores introducen en el juego de fuerzas históricas.

 3. Y una vez más nos preguntamos: ¿qué sentido tiene la representación del reinado del Anticristo como estado final intrahistórico?
Se dice ante todo, per negationem, que el verdadero tema de la historia universal no es simplemente, en fórmula de Goethe, la fe y la incredulidad y la lucha entre ambas, sino que de una manera mucho más concreta ese tema es la lucha en torno a Cristo. Si realmente la figura que domina el escenario de la historia al final del tiempo es el Anticristo, quiere decirse que el actor principal de la época última es inequívocamente un personaje referido a Cristo. Cabe suponer que tal afirmación sonará en los oídos del hombre contemporáneo (en el sentido antes explicado) con mucho mayor sentido y verosimilitud que en los oídos de un liberal "cristiano" del siglo XIX. Con ello se dice que la historia no se desarrolla en el terreno neutral de la "cultura", de las "realidades culturales"; más bien podría "ser la "neutralidad" del liberalismo frente a Cristo un mero estadio de transición". En el siglo XIX tal vez pudo parecer que el cristianismo se iba olvidando sin más poco a poco, que en el mundo iba a imponerse una cultura meramente profana, entendido el "profana" en el sentido de neutralidad, hablando del cristianismo ni de un modo positivo ni tampoco negativo. Quizás esa opinión pueda prevalecer todavía hoy, por cuanto que están en tela de juicio los campos de lo "cultural" no directamente "existenciales", medios y no obligatorios (literatura, arte, circenses, economía). Mas tan pronto como esos campos de la categoría existencial se someten al ejercicio del poder político, de inmediato se habla de forma explícita y hasta casi exclusiva del cristianismo; y desde luego como de un poder de la résistance, del "sabotaje". Dicho en lenguaje cristiano: se habla del cristianismo como de la ecclesia martyrum.
"Predicación del Anticristo" de Luca Signorelli
Así como el mártir, hablando en un sentido intrahistórico, es una figura de orden político, así también el Anticristo es una manifestación del campo político. No es algo parecido a un hereje, a un disidente, que sólo tenga importancia dentro de la historia de la Iglesia mientras que el resto del mundo no necesita tener noticias de él. La potentia saecularis, el poder mundano sería -según lo afirma Tomás de Aquino- el verdadero instrumento del Anticristo, que es por esencia alguien dotado de poder. Los tiranos y gobernantes violentos, que persiguen a la Iglesia serían -y continuamos citando al Aquinatense- los representantes (quasi figura) del Anticristo. A éste, pues, no se le concibe al margen del terreno histórico, sino que más bien es una figura eminentemente histórica, toda vez que la historia es primordialmente historia política. Con ello se dice simultáneamente otra cosa, a saber: que el fin no ocurrirá en el sentido de un caos, en el que una multitud de potencias históricas se enfrentan entre sí, llegando paso a paso por ese camino a una disolución general de los entramados y estructuras, produciendo al final una especie de descomposición. Sino que al final habrá una figura soberana dotada de
un poder inaudito, y que bien mirado no establece un verdadero orden. Al final de la historia se impondrá un pseudo-orden sostenido por un abuso de poder. Que el nihilismo, al que caracteriza "la relación con el orden" a diferencia del anarquismo, "más difícil de descubrir porque se camufia mejor" -siendo ésta una observación aguda del analista Ernst júnger- tiene una referencia escatológica oculta. La designación de "pseudo-orden" es también atinente en el sentido de que tiene éxito el "engaño", siendo desde luego un elemento de la profecía sobre el fin el que la "desolación del orden" del Anticristo se considere como un verdadero y auténtico orden. La concepción de un andamiaje social puramente organizativo, en el que "funciona sin estridencias" todo "lo técnico", desde la producción de bienes hasta la higiene, y que en el fondo sigue siendo un entramado de desorden, es una idea que no está lejos de la experiencia contemporánea. Tal vez el pseudo-orden del reinado del Anticristo después de un tiempo de "desórdenes" en grado máximo, como los que según el sentir de Toynbee suelen proceder al establecimiento de un Estado universal, será saludado como una liberación (con lo que una vez más se confirmaría precisamente el carácter del Anticristo como un Pseudo-Cristo).
Otro de los rasgos que se ha de atribuir al Anticristo es el de una figura, cuyo poder político se extiende a toda la humanidad. Es el señor del mundo. En el mismo instante en que se haga posible el dominio universal en sentido pleno, también será realmente posible el Anticristo. A ello responde el otro estado de cosas inherente: el mensaje cristiano llegará a conocimiento de la totalidad de los pueblos de la tierra políticamente colonizados: "Este evangelio del reino será predicado en toda la tierra como testimonio para todos los pueblos; y entonces llegará el fin" (Mt, 24, 14). Esto la teología no lo entiende en el sentido de que la religión cristiana tenga que reportar una victoria sobre el mundo, sino como un estado de cosas en que será posible (y hasta apremiante) tomar una decisión a favor o en contra de Cristo en toda la faz del planeta. Es necesario evitar aquí un malentendido: la doctrina tradicional del Anticristo no dice que no pueda darse ninguna soberanía universal fuera del Anticristo. La constitución de un Estado universal, como la que pareció intentarse con un alcance histórico en los años posteriores a la segunda Guerra Mundial, puede muy bien convertirse algún día en un legítimo objetivo de la actividad política. Se ha dicho, por lo demás, que con ello la humanidad entrará en un nuevo "estado de agregación", en un estado en que el reinado del Anticristo resulta posible y en un sentido incomparablemente agudo: "una organización mundial podría traer la más funesta e insuperable de todas las tiranías con el establecimiento definitivo del reinado del Anticristo" (una frase que ya se ha citado).
Desde esta perspectiva adquiere especial importancia otra afirmación acerca del Anticristo, contenida asimismo en la tradición. El Anticristo llevará a cabo sobre la Tierra una increíble potenciación del poder, y ello no sólo en extensión sino sobre todo en intensidad. El Estado mundial del Anticristo será un Estado totalitario en un sentido extremo. Lo cual, sin embargo, no está condicionado únicamente por el afán de poder y la superbia del propio Anticristo, sino también por la
naturaleza misma del Estado mundial. Trocarse de la noche a la mañana en un Estado totalitario es el peligro interno de un imperio mundial, peligro que viene dado directamente con la misma forma de montaje, un imperio que per definitionem no tiene vecinos, y ello coincide de repente con las islas políticas de las utopías. He aquí lo que el historiador Iiberal Edward Gibbon dice del Imperium.Romanum: en él pudo arrancarse de raíz la libertad "porque no había ninguna posibilidad de huir"; "si la soberanía caía en manos de un solo individuo, el mundo entero se convertía en una prisión segura para sus enemigos". Con ello enlaza justamente la conclusión consignada en un diario de la última guerra: en contra de la "organización mundial unitaria" -que sin duda va a llegar- "desde el punto de vista de la libertad se puede objetar que ya no habría lugar alguno al que se pudiera emigrar". El reverso del ideal kantiano, que desde luego se lograría en un Estado universal, y es que ya no habría propiamente guerras "exteriores", estaría en que en lugar de la guerra entrarían las acciones policiales, que muy bien podrían adoptar el carácter de campaña contra los animales dañinos.
Esa tendencia, condicionada por su misma estructura, de una organización mundial a convertirse en "totalitaria" es algo que se viene repitiendo una y otra vez desde hace largo tiempo, aunque su valoración puede ser tanto positiva como negativa. Ahí está la frase de Lenin: "Toda la sociedad se convertirá en una oficina y en una fábrica con el mismo trabajo e igual salario"; y ahí está el "socialismo organizativo" que saluda al "ejército mundial de los trabajadores" como un Estado universal que está llegando. Ahí están, por otro lado, las últimas cartas del anciano Jacob Burckhardt a Friedrich von Preen, en las que le habla de "la gran autoridad venidera", a la que nadie conoce ni se conoce ella misma, pero a cuyo servicio trabaja ya el radicalismo que todo lo nivela, y ahí está, finalmente, la frase de un político moderno: "El mundo evoluciona hacia un centro de poder absoluto, hacia un absolutismo universal". Y por lo que respecta a los propósitos de "resistencia de la libertad" recientemente se ha expresado la sospecha que sin duda alguna se ha cumplido en el sentimiento de futuro de muchos coetáneos clarividentes: "De cualquier lucha por el mantenimiento de la libertad la substancia de esa libertad sale un tanto disminuida, porque para poder defenderla de una manera realmente eficaz contra sus enemigos, hay que prescindir de una parte de la misma, y esa parte ya no se recupera".
En la esencia de un imperio, que aúna a reinos y pueblos desarrollados y en la esencia del César -así lo dice Erik Peterson- entra el que salten las instituciones; es decir, la disolución de las formas de vida social arraigadas en la tradición y su sustitución por nuevas formas e instituciones políticas; cosa que se puede ver ya en la configuración interna del Imperium Romanum (gritaban los judíos: No tenemos más rey que al César). Pero como se abandona "la base de lo institucional en el imperium", por eso surgen también y ante todo una situación, en principio nueva, dentro del ámbito religioso. La imagen del acuerdo entre Iglesia y Estado, "que se contraponen como dos instituciones y que como tales instituciones tienen también que encontrar un modus vivendi", es una imagen que, como dice Peterson, pierde su validez en
el imperium. Y ya no se trata de un arreglo, sino de una "lucha": "El culto de los viejos dioses estatales podía ser tolerante, el culto imperial tenía que ser necesariamente intolerante". En este análisis, que apunta mucho más allá de su objeto inmediato, se señala algo acerca de la situación interna de un imperio mundial escatológico, cuyas formas previas no resultan extrañas por completo al hombre contemporáneo. Con la estructura del imperio universal parece incluso imponerse diríamos que una oportunidad negativa de que la posición pública de la Iglesia cambie como en virtud de un proceso de mutación. Ya no existe la posibilidad de conformar las ordenanzas públicas desde el ámbito de lo sagrado, sino que frente a un poder absoluto, sumamente potenciado y al que no limita ningún vínculo tradicional, la Iglesia se encuentra en el papel de la ecclesia martyrum.
Ese peligro, que se podría decir condicionado por las mismas circunstancias objetivas, se agudiza realmente ahora -así lo dice la tradición- hasta sus límites extremos por la persona del Anticristo, que llega por encargo del ángel caído por una voluntad de poder, y en cuyas "proclamas egoístas alcanza su culminación demoníaca la historia de la autoapoteosis humana", y que precisamente es aceptado justo en razón de su pretensión extrema de poder: " Si viniera algún otro en nombre propio, a ése sí le recibiríais" (Jn, 5, 43). 

Para descargar el capítulo completo  Pinche aquí

martes, 21 de julio de 2015

EL VAMPIRO



Anfitrión  Johan Liebhart
 EL VAMPIRO 

En este primer post quiero presentarles la bella  ópera "Der Vampyr" que estoy seguro  hará  las delicias de todos los  que  visitan  la  Quinta Anormal






De  Heinrich Marschner
       

  Durante  el siglo XIX se desarrolló en Alemania  un  fuerte movimiento des-italianizante que  marcó profundamente tanto la filosofía como  el arte de esta  agitada época.  En la  música, y la ópera, en especial, se buscó inspiración en temas  netamente  nórdicos, en sus  propias  mitologías, leyendas, folclor o simplemente,  personajes populares. En este ambiente dio a luz esta obra aterradora  y fascinante: Der Vampyr, (el Vampiro) de  Heinrich Marschner.
       

Origen

         La información dice que esta particular ópera tiene una fase embrionaria en el cuento “El Vampiro” del médico John  Polidori,  conocido más  que nada por ser el galeno personal del poeta inglés George Gordon, cuyo nombre literario fue  “Lord Byron”. Se cuenta (más  que  se  sabe) que en una reunión única donde se encontraban el mismo Byron, los  Shelley, Claire  Clairmont  y el propio  Polidori, junto al lago Leman, hicieron una apuesta: escribir la historia más  espeluznante  jamás contada. De entre estas historias la más popular resultó ser la imprescindible “Frankestein” de Mary Shelley. Sin embargo, el cuento de Polidori es nada despreciable pues se convirtió en un referente obligado para la subsiguiente producción europea  sobre el tema vampiresco.


Heinrich Marschner

         Este compositor por vocación y abogado de formación (1795 – 1861) junto con ser  profundamente influido por la ópera nacionalista de Carl Maria von Weber, influyó positivamente en el joven Richard Wagner quien corrigió y dirigió varias de las obras de Marschner, sobre todo El Vampiro. Nuestro autor puede catalogarse como  un puente en los esfuerzos de des-italianización anhelada por Weber y el wagnerismo que se impondrá con fuerza hasta  nuestros  días. El músico tuvo una producción interesante, incluso disfrutó del éxito no pocas veces, pero el haber aparecido entre dos figuras tan  sublimes lo terminará por eclipsar. De toda su producción “El Vampiro” es  la  más  conocida, aunque también  debería  nombrarse “Hans Heiling”, de la cual trataremos en otro post.

La Obra
         Marschner utilizó el libreto  de  Wilhelm Wohlbrück a partir de una obra de teatro basada en el cuento de Polidori. El estreno en 1828 fue un éxito. Básicamente la historia  trata de un Oscuro ser de la noche, Ruthven, que  debe seducir a tres doncellas y luego quitarles la vida si quiere alargar su vida de  vampiro un año más.  Logra conseguirlo con dos  jovencitas, pero con la  tercera, el verdadero amor de la pareja romántica (Aubry y Malwina), termina por  derrotar al  oscuro ser y destruirlo.

 
         Tiene un libreto muy entretenido y una música intensa y dinámica que no permite en ningún momento el aburrimiento o el letargo. Para aquellos  que  deseen una muestra de esta bella  obra pueden escuchar su potente obertura  que  encierra  el leit motiv que se aprecia en toda la producción.

         Para aquellos  no aficionados a la ópera,  motivamos primero la amena lectura del libreto y luego pasar a disfrutar de las melodías de esta ópera tan sui géneris.

Para escuchar la  obertura  Pinche aquí
Para escuchar la ópera completa  Pinche aquí
Para leer el libreto completo  Pinche aquí




ENTREVISTA A MIGUEL ACEVEDO


Anfitriona Siouxie




                               La Entrevista de

                     Siouxie






 En este año 2015,  la Editorial  Gatojurel  nos  alegró el día  con la  edición de algunos  artículos   e  impresiones  sobre  el séptimo arte de  Miguel Acevedo, un  blogero de  entretenido talento y agradable  conversación cuyas expresiones artísticas  están  ligadas  al mundo  de  la  fantasía  y la  ciencia  ficción.  Como  además  resulta que  es  amigo  nuestro,  hemos  pedido a  Siouxie  que  lo entreviste  para conocer  más de la  persona detrás de  la  palabra. 

Hoy

Miguel Acevedo M







S:-¿Cuál  es  tu edad?     


M:-Primero que nada, estimada Siouxie, déjame decirte que estoy muy contento de ser entrevistado por la amiga del Joven Lovecraft, y más aún porque esta entrevista se va a publicar en un blog de un estimado amigo. Volviendo a tu pregunta, tengo 48 años.

S:-  ¿De  qué parte de  Chile eres?

M:- Soy de Santiago de Chile, y aunque a veces odio esta ciudad, y como los punkies le digo sin remordimientos Santiasco, y hace rato que quiero irme a vivir a otro lado, no obstante, sigo viviendo aquí.

S:-  ¿Cuáles  son tus  estudios  y tu experiencia  laboral?

M:- De mis estudios, lo más relevante para mÍ es que estudié pedagogía en Historia y Geografía en mi querido Pedagógico, y me titulé el 2003. Mi profesor guía de la memoria de título fue el abogado, profesor y ex preso político de la Dictadura, Gonzalo Piwonka, quien lamentablemente murió hace unos pocos años atrás. De mis trabajos, sólo diré que he trabajado como profesor, en forma continuada desde 1998. No le haré publicidad a ninguno de mis empleadores ;)

S:- ¿Cuáles  son tus  ideales (religiosos, políticos,  filosóficos  o ambientalistas, etc)?

M:-Del punto de vista político y doctrinario, me considero un partidario de la libertad humana por sobre todas las instituciones. Te cuento que hace años que no participo formalmente en ninguna organización política. Del punto de vista religioso, soy no-creyente.
Y del punto de vista de mis actuales convicciones y temas de preocupación, soy muy cercano a la ecología y al movimiento de defensa de los animales, pero no soy vegano ni vegetariano. Mi intento por volverme vegetariano fracasó miserablemente el año 2013.

S:- En la  historia, en el ámbito que  sea,  ¿a quiénes  admiras?

M:-Más allá de tal o cual persona o personaje, admiro a las mujeres y a los hombres que tratan de que en su vida haya coherencia entre sus palabras y sus actos.

S:- ¿Cuáles  son  tus  ámbitos de  interés? ¿Qué  autores  te  rayan?  

M:- Hoy estoy muy rayado con escritores como el pensador nihilista Cioran, rumano que se fue a vivir a Francia, y apátrida por opción. De hace unos años atrás, estoy muy impactado con la prosa arrebatadora del Zaratustra, el que filosofaba a martillazos.  Y hoy tengo un segundo romance con Lovecraft y el círculo de escritores que se reunió en torno a él y su cosmogonía, ejemplo de amistad epistolar y creación literaria. Y en el verano me leí las dos primeras novelas de la trilogía Millennium (casi 1500 páginas!!!), del escritor sueco Stieg Larsson. El personaje literario Lisbeth Salander es mi amor platónico. Estoy malo para leer comics últimamente, pero mi amigo Teobaldo Mercado me regaló varios comics de la Zig Zag y Pincel, todas unas joyas que tengo que leer. Y ya que lo nombré, los cuentos de ciencia ficción al estilo “hard” y vieja escuela, de mi amigo Teobaldo, han sido un grato descubrimiento para mí.


S:- ¿Cuándo comenzaste a escribir? ¿Con qué empezaste? ¿Tienes influencias de algún autor? 

Miguel (izquierda), bloguero Elwin (centro)
 y Ximena Esposa de Miguel (derecha)
M:- Hay un primer esbozo de escribir en mi adolescencia, en el liceo, de escribir cuentos de ciencia ficción y horror al estilo de las películas que me rayaban en esa época, como Dawn of Dead de Romero, o Mad Max de Miller o Scanners de Cronenberg. Escribí y terminé por lo menos tres cuentos, y otros que dejé sin concluir, pero desgraciadamente nada de eso lo conservé. Aunque no tengan ningún valor literario, me gustaría mucho haberlos guardado. Luego comencé a escribir a los 18 años de nuevo, a fines de la enseñanza media, esencialmente poemas. Llené y llené cuadernos con mis versos, y hace rato que quiero recuperar algo de eso, pensando en publicarlo en mi blog o en papel. Incluso en esa época, mediados de los años 1980, participé en un par de talleres de poesía, y fui a recitales de poesía en el centro, donde vi a Enrique Linh y a Mauricio Redoles (cuando no era tan conocido), y escuchar a este último leyendo sus poemas con groserías, chuchadas ya que estamos en confianza,  fue un verdadero descubrimiento para mí. Te confieso que hace años que no leo nada de ambos autores.

S:- ¿Qué  proyectos  tienes  para  el futuro?

M:- En el plano literario, y en el corto plazo, publicar un libro de microcuentos y cuentos breves, junto a otro autor (una escritora), en la editorial de mis amigos de GatoJurel ediciones. Y participar en la realización de un cortometraje, proyecto que me tiene muy contento y espero que llegue a buen puerto, de la mano de mi amigo Mario Del Castillo, director del video “Temponauta”, y junto a Reinhardt Schulz.  


S:- ¿Cómo  ves  la  actualidad chilena  e  internacional   en los  temas  que  te  apasionan?

M:- De aquí sólo te quería comentar un aspecto de la sociedad actual, “globalizada”, que me inquieta hace tiempo, aún a riesgo de quedar de viejo amargado. Y es la desconexión de las personas con su entorno, a veces alarmante, rayando en la falta de sentido común o lisa y llanamente la estupidez. Me explico, me refiero a las personas ensimismadas en sus celulares de última generación, que en el Metro, por ejemplo, van ocupando espacio de más aún cuando vamos apretados como borregos, ¿tan anchos son los huevones, me pregunto? Los alumnos que en la sala de clase están con la mensajería de texto o viendo su facebook, y hay que llamarles la atención majaderamente, por último para que simulen que les interesa estudiar. Las personas adultas, viejonas, que con una grosera falta de respeto están en la mesa, con amigos o parientes, revisando el celular como idiotas. La gente que apenas ve a sus amigos de años, y se pasa pegado al computador, para saber chismes o cualquier tontera de un “amigo” cibernético que es probable que nunca conozca en persona. La gente, incluso con educación formal, que creen cualquier chisme estúpido, sin pies ni cabeza, porque lo leyeron en las redes sociales, o están pendiente de actualizar su estado con la última noticia del fútbol-empresa, como si el hecho de que los flaites con Ferrari ganen partidos o millones de dólares, les ayudará en algo en sus propias vidas. Obviamente no estoy diciendo que no haya que usar internet, sería un contrasentido, ya que hoy es una bella y accesible forma de difundir textos. Ni estoy diciendo “blogs, si, face y twitter, no”, una estupidez por donde se mire, ya que en todas partes puede haber mediocridad, exhibicionismo y banalidad, así como debates apasionantes y bellos textos u otras expresiones artísticas. Pero ese aislamiento con wifi, tan extendido, normalizado, y celebrado por los medios de comunicación, me inquieta mucho. Y un efecto visible de todo esto, sin necesidad de ser experto en educación, es que la gente escribe cada vez peor y se desintegra la ortografía.

S:- Tu familia de  origen  ¿te motivó  en tus  gustos y pensamientos?

Lanzamiento del libro "Cartelera de  Cine"
M:- Mi pequeña familia de origen, mis padres y mi hermano: Mi padre me inculcó el amor por la ciencia ficción, con películas que descubrí en la televisión gracias a él, como “La Guerra de los Mundos”, “Cuando los mundos chocan” o esa joya en blanco y negro que es “El día que paralizaron la Tierra”. Además, me regaló sus comics de guerra de Zig Zag (U2, SOS y Trinchera), cuando yo era un preadolescente, como se dice hoy día. Mi mamá, llevándome al cine y soportando con infinita paciencia las películas de monitos o fantásticas que queríamos ver con mi hermano, o con mis amigos que se colaban con nosotros al cine (a veces íbamos con mi papá, pero la que oficialmente nos llevaba al cine era mi madre). Y mi hermano, haciendo historietas de monitos en los cuadernos,  al igual que yo. Debo decir aquí que mi hermano comenzó a escribir poesía antes que yo me aventurara en ese camino.
Algo que no puedo dejar de mencionar es que mi familia era contraria a la dictadura de Pinochet, más allá de uno que otro familiar pinochetista.

S:- Cuéntanos  un poco de  tu esposa.

M:- Ximena es mi esposa, mi amiga y mi compañera, desde hace años. Primero fuimos amigos, luego una pareja. Ella ha estado a mi lado en las buenas y en las malas, y yo he tratado de estar a la altura en la relación. Me ha apoyado y contenido, pero también criticado para ayudarme a salir adelante. Ella es la primera lectora de la mayoría de las cosas que escribo, así como yo leo y comento sus textos. Hoy día, es la mujer más importante de mi vida. Y me da lo mismo que eso suene cursi.

S:- Recomiéndanos  tres  libros,  tres  cuentos y tres  películas de  cualquier  tema.

M:- A ver. Tres libros: “El Hobbit”, de Tolkien, hermosa novela de aventuras para niños, infinitamente superior a la extensa adaptación cinematográfica de Peter Jackson. “Los mitos de Cthulhu”, la antología esencial del horror cósmico, recopilada por Rafael Llopis; y cualquier libro de la poetisa chilena Winnet de Rokha. Tres cuentos: “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” de Jorge Luis Borges. “Autopista del Sur”, de Julio Cortázar. Y “El Amo ha muerto”, de Harry Bates, narración hermosa en la que se inspiró el clásico imperecedero de la CF, la película “El día que paralizaron la Tierra”, con los inolvidables Klatuu y Gort (Gnut en el cuento), estrellas que brillarán para siempre en el firmamento. Tres películas, aquí me limitaré a algunas que he visto (o vuelto a ver) recientemente: “Mad Max Fury Road”, de George Miller.  Déjame decirte sólo una cosa sobre esta película, he visto cómo hubiera sido el cine fantástico sino lo hubieran controlado todo Lucas y Spielbreg, y su nombre es “Mad Max Fury Road”!!!!   “Ella”, sobre un hombre que se enamora de su Smartphone, más específicamente de su sistema operativo. “Take Shelter”, conocida en español como “Atormentado”, nombre que tiene relación con la historia, pero ninguna con el título original. Es sobre un hombre que tiene alucinaciones esquizofrénicas sobre inminentes acontecimientos apocalípticos, una tormenta de dimensiones bíblicas para ser más preciso, y como esto lo afecta brutalmente a él y a su pequeña familia. Pero a medida que avanza el film, con actuaciones conmovedoras, nos vamos preguntando si estamos ante los delirios de un loco, o las premoniciones de un visionario. Y aquí voy a romper tu esquema propuesto, y voy a agregar dos películas más: “Interestelar”, extraordinaria cinta de ciencia ficción y… sí, ¡adivinaste! “Sangre de Bestia”, joya del terror ochentero dirigida por Philipe Mora, injustamente subvalorada y poco conocida. Y déjame recomendarte tres series de televisión que he estado viendo últimamente: “True detective”, “Penny Dreadful” y la quinta temporada de “Juego de Tronos”.

S:- ¿Cómo te  sientes  con un libro tuyo publicado?

M:- Este año, y gracias a mis amigos de Ediciones GatoJurel, he podido publicar mi libro “Cartelera de Cine”, recopilación de crónicas y notas publicadas en mi blog “Le dicen poesía”, con modificaciones y post datas escritas especialmente para esta edición en papel, más dos crónicas inéditas. ¿Qué te puedo decir?, sencillamente que estoy feliz. Y como te conté, ya estoy pensando en un segundo libro, breve también, gracias al apoyo de mi compañera y mis amigos de GatoJurel.




Portada del libro de  Miguel Acevedo
S:- Tus  amigos  hablan  muy bien de  ti siempre,  ¿algunos  a  quiénes quieras  nombrar?

M:- A Mauricio Tapia y su bella señora María José, por supuesto. Del círculo de amigos que conoce Mauricio, al escritor Teobaldo Mercado. También a Elwin Álvarez, el bloguero, amigo de años. Y de mis otros círculos de amistades, al multifacético Mario Del Castillo, amigo de la infancia. Y a mis compañeros de GatoJurel, Alejandra Pallauta y Pablo Ramírez, esperando que sigan adelante con su proyecto editorial a bajo costo. Y a mi amigo José Manuel, que no veo hace tiempo, pero que siempre está presente en mis recuerdos.




S:-  Algún blog  que  recomiendes (hasta  3)

M:- Mira, para no recomendarte descaradamente mi propio blog (ja, ja) te recomiendo “Bblogzine, segunda época”, blog alojado en wordpress, de bello, simple y atractivo formato, con interesantes temáticas, estilo revista o magazine y donde colaboro más o menos activamente. Te recomiendo también Bolsilibros, sobre el apasionante mundo de las novelas populares de kiosco, también conocidos como libros de bolsillo, de diferentes géneros que iban de la ciencia ficción al western. Y no puedo dejar de nombrar “El Cubil del Cíclope”, del Elwin, que más allá de algunas apreciaciones críticas que tengo sobre su prosa y los temas de interés de este casi bloguero profesional, y el poco espacio temporal entre posteo y posteo, es un blog muy interesante de visitar, y que se ha hecho su lugar en el ciberespacio. Te nombraría blogs de cómics, donde hasta se pueden descargar revistas, pero desgraciadamente cada vez son menos.

S:- Algún mensaje  final.

M:- Espero que el proyecto de este nuevo blog, donde se va a publicar esta conversación, tenga mucho éxito.



¡¡¡¡¡Larga vida y prosperidad!!!!!
                                                                                                                 









FLORILEGIO OSCURO

Anfitrión Doctor Mortis
 En  la  Quinta  Anormal puedes  hallar  historias  de los escritores más variopintos. El siguiente relato  se compuso hace más  de  20 años, en una   solitaria cabaña  con vista  a  la  playa  chica de  Cartagena, Chile.
Yo,  Mortis,  lo propongo a  vuestra  consideración.



EL FLORILEGIO OSCURO

  

1
El libro “FLORILEGIO OSCURO", según los especialistas, lo constituían diferentes encantamientos de brujas medievales, y sus respectivos contra conjuros recopilados por la Orden de Predicadores en la vieja época de la Inquisición española.  Como de muchos otros objetos de colección, se contaba la leyenda de una terrible maldición que recaería sobre todo aquel que se atreviera a poseer, y peor aún, leer el contenido del volumen.  La historia se remontaba al siglo XVII, después que uno de los más grandes inquisidores, Fray Lope de Granada, azote de judíos y moriscos, fue él mismo acusado de brujería, pues se le sorprendió practicando los conjuros contenidos en la obra citada, misma de la que él, por lo menos en cuanto a la recopilación, era el autor.  Algunos historiadores piensan que cuando realizaba la investigación y redacción del texto, el hombre de Dios se vio tentado por las fuerzas del Maligno, cayendo en el pecado gravísimo de hechicería cuya única purga posible era la muerte.  Aquí las leyendas tienden a multiplicarse, ya que por un lado se dice que Fray Lope fue entregado al poder secular que lo decapitó.  Otros, en cambio, afirman que fue enviado a evangelizar a los moros donde lavó su falta con el martirio.  En todo caso, ambos relatos refieren las palabras del clérigo contra la obra en una estrofilla que se puede leer en la primera página de la misma:

“Anide en ti la desdicha,
Obra de muerte y pecado,
Y por mi palabra dicha
Y por tus cuatro costados
Todo aquel que en tu presencia
Busque conocer arcanos
Que sepa el sino de antemano
Muera en dolor y en demencia.”

            Algunas víctimas habría cobrado el libro, documentadas por lo menos seis.  Dos de ellas fueron muy publicitadas pues se trataba de conocidos coleccionistas, por supuesto, todo dentro del ambiente, noticias que nunca verías en un noticiario. Hace  50 años,  Nikos Alasis, millonario dueño de una enorme flota de cargueros, adquirió la obra después de la muerte de su hija mayor.  Desesperado buscó la forma de consolarse, y cuando el dolor es tan grande se tiende a dejar atrás incluso las convicciones religiosas. Alguien le habría asegurado que el Florilegio Oscuro, encontraría alguna manera de contactarse con su querida hija.  No sé de donde lo sacó, pero se dice que una vez conseguido, pasó dos días leyéndolo, buscando respuesta a su requerimiento.  Al tercer día comenzó a gritar horriblemente; sus sirvientes presurosos llegaron en su ayuda.  Hallaron a un Nikos Alasis golpeándose la cabeza con furia espantosa contra una de las gruesas paredes de piedra de su salón de estudio.  Cuando lograron detenerlo, se desmayó.  Alterados rápidamente llamaron a su médico, sin embargo, no fueron lo bastante preventivos.  Si se trata de un loco, las precauciones deben duplicarse; en efecto, una vez hechas las llamadas, dicen que al volver donde su patrón, pudieron ver cómo, con el soporte de un grueso trofeo de bronce, se rompía la nariz tan violentamente, que toda la base nasal penetró hasta el cerebro, lo que le ocasionó la muerte.
            El otro caso, apenas hace 25 años,  resultó ser el de un connotado lingüista que vivía en el sur de Chile, en un fundo dedicado a las viñas.  Allí mantenía contacto con otros expertos, historiadores, políglotas, clérigos, con los que sostenía conversaciones infinitas sobre esto y aquello.  Se cuenta que el día en que iba a celebrar una reunión con sus amigos, para presentarles su nueva adquisición, fue hallado en su estudio con un removedor de ceniza de chimenea incrustado por el ojo izquierdo, y no sólo eso, antes de morir, habría logrado sacudir el objeto dentro de su cráneo por algunos segundos.
            Dos muertes, al menos documentadas, y relacionadas de algún modo con el “Florilegio Oscuro”, por eso, cuando Juanjo Valdés llegó esa mañana a mi local con el volumen, sencillamente no lo podía creer.                  

2
- ¿De dónde lo sacaste? –le pregunté a Juanjo, sin todavía dar crédito a lo que tenía enfrente.
- La historia es larga, pero te la cuento sin drama -además de ser uno de mis más valiosos proveedores, Valdés resultaba ser un buen cuenta cuentos, un bono extra por cada una de las maravillas que me había traído en los cinco años de conocerlo- Todo gracias a mis viejos contactos con las monjas A...  Buena gente, sabes, pero como dice el viejo chiste: Entre las tres cosas inútiles que  hay en este  mundo: que llueva en el pavimento, los cursos de idiomas y...  predicarle a las monjas.  Estas señoras tienen en sus conventos algunas de las bibliotecas más increíbles de todos los tiempos, pero no las valoran en lo más mínimo.  Me enteré que las del Convento del Carmen se cambiaban de sede, así que me fui para allá y charlando con el jardinero me vi en la privilegiada situación de entrar en su vasta bodega de libros, un miércoles en que ellas andaban de retiro no sé dónde.  – Aquí Juanjo hizo una pausa para encender un cigarrillo—Me deslicé entre las sombras, y a mi gusto y paciencia, pude hallar algunas joyas, pero baratijas al lado de esta lindura.
- ¿Qué más encontraste?
            - Una dulzura a la vez.  Por ahora quisiera saber si tienes comprador para esta belleza.
- ¡Claro que sí! A pesar de su fama, está en la red como uno de los más buscados.
- Déjamelo para hacerle algunas fotografías, digitalizarlas y enviarlas.
Juanjo dio una bocanada.
- No hay drama –contestó- eres mi comprador estrella ¿Te parece que vuelva en una semana?
- Más que suficiente.  Si tengo noticias antes, te aviso.
- O k.
            Aquella noche, era claro, no podía dejar la obra en mi local.  Jamás me han robado, pero cuando tienes una belleza como el Florilegio Oscuro, no tienes otra estrategia que tenerla lo más cerca posible del corazón.  Así que luego de envolverla en una fina tela de seda que uso con obras de la misma importancia, lo llevé conmigo a casa.  No lo sabía entonces, pero llevaba a un mensajero de la muerte conmigo
            Una vez en casa, de inmediato revisé el texto.  Estaba muy emocionado.  ¡Cómo no si tenía en mis manos una de las obras más buscadas en el ámbito de la hechicería, aunque no creyera en ella! ¿Cómo no iba siquiera a deslizar mis ojos por tan controvertidas páginas? ¡Quién habría podido resistirse? Yo no. 
Cómodamente sentado y alumbrado generosamente por mi lámpara de trabajo, abrí con muchísimo cuidado el libro.  El empaste era muy rústico, comprensible para una obra de manejo privado.  Sus hojas eran gruesas, ásperas, pero muy bien conservadas.  La tinta era de la mejor calidad.  El tipógrafo demostró maestría al combinar claridad y belleza.  El latín era impecable, muy simple por cierto, lo que denotaba una cultura más bien práctica que especulativa.  No obstante, lo que más llamó mi atención fue el extraño olor que despedía el texto.  Todos los buenos libreros saben que el aroma de un libro habla de la historia del mismo, de su fabricación, de sus dueños, de su exclusividad.  Hay olores como a piel antigua, también a acelgas secas, o a madera mojada.  Mucho del papel y del pegamento nos revela de dónde viene la obra.  Sin embargo frente a mí había un olor nuevo, más bien, diferente...  y tan fuerte que me obligó a retirarlo.  Desde pequeño he sufrido terribles cefaleas, migrañas espantosas que más de alguna vez me lanzaron a la cama con ganas de romperme el cráneo contra la pared.  El olor que surgió del texto me provocó un dolor de cabeza fuertísimo, similar a los que estoy acostumbrado a soportar.  Me vi obligado a correr hasta el botiquín y consumir una gragea del más poderoso de mis analgésicos.  Como experto conocedor de dichos dolores, mojé mi rostro y mi nuca para refrescar el sistema nervioso.  Esperé unos momentos, que sí fueron muy efectivos y volví al estudio del libro.
           
3
            El olor del texto que en principio me provocó tanto dolor, poco a poco fue convirtiéndose en uno de los más exquisitos aromas que haya podido disfrutar.  Por supuesto, este placer extra colaboró enormemente en la lectura del grueso volumen.  El latín, el griego e incluso el hebreo nunca han sido problemas para mí, así que pude hacer un prolongado reconocimiento con el que  comprobé que este  libro  era una de las colecciones más completas acerca de hechizos, entuertos y ceremonias de magia negra.  Invocaciones al Maligno, mal de ojo, maldiciones, muertes por encargo, incluso una espantosa colección de iniciaciones tan horribles que prefiero no recordarlas ahora.  Lo que sí me llenó de escalofrío fue la copla final, no ya una advertencia, sino un anatema, el mismo que traduje al principio de este relato.  Y en lo sucesivo pude comprobar lo certero del mismo. 
Aquella noche me acosté tarde, muy cansado por el exceso de trabajo, y más o menos con una lista mental de los posibles clientes.  Mañana, pensé, será un día ajetreado.  
Puedo describir mi despertar semejante a lo que debe sentir el paciente de un acupunturista principiante.  Algo como una aguja, exactamente así, me sacó del sueño produciéndome un dolor enloquecedor.  Justo en medio del cráneo, detrás del ojo izquierdo, se había concentrado la madre de todas las migrañas.  Mis brazos estaban sumamente agarrotados y sólo tendían a sujetarme la cabeza, e incluso presionarlo, intentando, vanamente, de producir alguna destrucción de lo que me causaba aquel sufrimiento.  Corrí como pude hasta el botiquín donde tengo mis medicamentos, y entre violentos espasmos y gemidos espantosos, logré consumir la lunática cantidad de seis “migra-cerox”, el más demoledor de los analgésicos capaz de lanzarte a la cama por días completos.  Dos ya eran peligrosos, seis sencillamente mortales.  No obstante, el ataque que sufría rompía toda proporción, y yo no estaba para medidas.  Me quedé allí, mojándome la nuca, temblando.  Nunca una cefalea había sido tan repentina ni tan horriblemente fuerte.  Incluso el miedo se apoderaba de mi conciencia ante la posibilidad de llegado el fin por algún odioso tumor, única explicación que se me ocurría.  Una enorme cantidad de imágenes cruzó mi afiebrada y casi vencida mente.  Torrentes de figuras brumosas llenaron mi imaginación, las que, al rato, debo decir, hubiera preferido, ya que el intenso dolor aumentada dramáticamente.  Las punzadas parecían querer llegar hasta el cerebro.  Atravesaban mi cabeza desde la base de mi nariz, con la insistencia de un voraz ejército.  Gruesas lágrimas caían desde mis enrojecidos ojos.  Mi respiración, agitada como un animal cansado, se entremezclaba con la debilidad de mis piernas.  Todo mi cuerpo estaba siendo convertido en una masa inestable de dolor.  Mi propia humanidad desaparecía ante mi conciencia, listo para ver estallar mis sesos y ahí recién descansar.
            Pero la hecatombe no vino, sólo punzada tras punzada entrando más y más.  Entonces tuve una descabellada idea: destruir de raíz la acusa de mi sufrimiento ¿Y cómo? Con una aguja, lo suficientemente larga como para llegar al mismo centro de mi locura para allí “matar” a lo que me estaba matando.  Igual que la desesperada víctima de un dolor de muelas que comienza a rasparse para disminuir la molestia.  Yo haría lo mismo en mi cráneo.  Además, poseía tal objeto.  Dentro de mi colección personal, guardo una enorme hipodérmica de principios de siglo con la que se vacunaba a las reses en el campo.  Así que a pesar de mi debilidad, fui hasta mi estudio y allí, junto a otras maravillas, en una vitrina expuesta a la vista, se hallaba el objeto.  Caminé hasta el mueble ya sin sentido casi.  Todo me daba vueltas, mis piernas amenazaban sucumbir de un momento a otro.  En un ataque de trastorno, me di de portazos en la frente, herida de la que aún guardo la cicatriz.  Caí al suelo como fulminado, a pocos metros de la hipodérmica.  Allí, perdí el conocimiento.

4
            Desperté en la cama de un hospital.  Me dolía mucho la cabeza, aunque no con la intensidad de lo que podía recordar.  Traté de incorporarme, pero el suero conectado me dejó inutilizado por el momento.  Me sentía terriblemente cansado, como si me hubiese batido en formidable batalla contra el dragón de San Jorge.  Me costaba respirar por una molestia en el pecho.  Sí, estaba muy, muy adolorido, pero con vida.  ¿Qué me había ocurrido? A los pocos días lo supe.
            Primero, de no haber sido por la tremenda cantidad de analgésicos ahora no podría estar contándola, en efecto, el terrible mareo que me quitó el sentido no fueron causados por la cefalea sino por los Migracerox, es más, su poder calmante fue tan fuerte que mi sistema no lo soportó, y, siendo sinceros, eso me salvó la vida..  Segundo, gracias a la señora de la limpieza que me halló en la mañana, llamando inmediatamente a la ambulancia.  Estos dos hechos me salvaron.  Después, tras una serie de exámenes, los médicos lograron determinar el origen del ataque que había sufrido.  Pues en el maldito libro, viviendo y reproduciéndose hace siglos, se encontraron unos ácaros inofensivos mientras están fuera del cuerpo, pero mortales si por causalidad los absorbes, por ejemplo, por vía aérea.  Sí, el extraño dolor de cabeza que sufrí al principio de mi revisión del libro me indicó la entrada en mi sistema biológico de estos microorganismos, los cuales poseían la útil estrategia de luego enmascarar su presencia como si fueran un agradable aroma.  Entre más lo olía, más de estos bichos entraban en mí, haciendo una pequeña colonia en mi cabeza.  Luego producían la autodestrucción por el terrible dolor que provocaban, quedándose en el cuerpo que aunque muerto les significaba una fuente de alimento en abundancia.  Ante un aparente suicidio de las víctimas nada había que investigar.  En mi caso, no obstante, las terribles migrañas que siempre había sufrido me prepararon para resistir mientras lograba consumir mis medicamentos, que pudieron al final sacarme de la batalla.  Es curioso, pero la batalla contra los ácaros la gané por abandono.
            Pocos días después logré vender el libro con las advertencias del caso.  Supe que el coleccionista lo tiene en una vitrina hermética de dónde nada sale y nada entra.  Antes lo hizo digitalizar, con mascarilla y todo, así que puede disfrutar del contenido sin dificultad.  Por lo menos me queda el honor de haber descubierto el misterio del “Florilegio Oscuro” y de ahorrar a otros en el futuro, y menos afortunados, el mal rato de una muerte tan espantosa.  Ahora entiendo lo que quiso decir Fray Lope de Granada con:

“...Muerte en dolor y en demencia.”